Este espacio de Encontrarte se propone acercar al lector aquellas novedades, ideas, sugerencias y aportes a partir de una imposibilidad: lo que queremos expresar se nos escapa. Por este motivo se abre un nuevo lugar (sin haber completado otros) en nuestra página para bordear algunos temas de interés desde otro ángulo. Esperamos sus comentarios y aportes.
Para más información dirigirse a nuestra página web: www.centroencontrarte.com
Dentro
del proyecto que fundamenta a esta institución se afirma que la misma procura recrear un lugar donde, en primera
instancia, a cada uno se les restituya el lugar de sujetos. Un lugar en el cual
se prescinda de aquellos diagnósticos que los nominan e imposibilitan y
acallan, para pasar a ser SUJETOS DE DESEO Y DERECHO. Derecho de reconstitución
subjetiva y deseo de ser y hacer.
Lejos de explorar todas las implicancias
del proyecto, nos atenemos, a continuación, sólo a una de sus aristas. Se trata
de acercar al lector algunas referencias que consideramos de interés para
abordar críticamente las distintas formas por las que se traza y diferencia lo
normal de lo patológico.
Cabe aclarar que nos abocamos a lo que
se considera científico, con todo el peso legitimador que ello conlleva.
Ningún
otro libro de referencia en el ámbito de la salud mental es tan empleado por
los profesionales como elDiagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders (DSM) creado por American Psychiatric Association (APA). El fundamento
del mismo ha cambiado notoriamente desde su aparición, ya que tanto en su primera versión del año 1952
como en la segunda del año 1968, el DSM presentaba una organización que
mostraba una fuerte influencia del psicoanálisis (sus principales ejes eran:
neurosis, psicosis, y trastornos de la personalidad), la cual se correspondía
con la perspectiva de quienes, por entonces, ejercían el poder dentro de la APA.
Bajo la dirección de Robert Spitzer el DSM III
apareció en su nueva versión de 1980 y prometía –de acuerdo a sus creadores-
una sólida base científica basada en la detallada metodología para hacer las
evaluaciones. Luego de esta
edición el manual estadístico se ha transformado en la referencia diagnóstica
de muchísimos profesionales de la salud, para así convertirse en lo que Herb Kutchins
y Stuart Kirk llaman, en su libro Making Us Crazy (1997), la Biblia
psiquiátrica. De acuerdo a los autores, parte del poder de
este libro reside en el intento de diferenciar, por un lado, los trastornos mentales de otros problemas
humanos; y por otro lado, responde a un reclamo de jurisdicción profesional de la APA, que tiene por fin ampliar
el alcance del ámbito de competencia [expertice]
de la psiquiatría.
Más
allá de la generalizada aceptación e impacto del manual, los autores se
proponen mostrar que su precisión científica es cuestionable. Así en el mencionado libro identifican
distintos ejes a partir de los cuales se sitúa su crítica. Entre ellos Kutchins y Kirk señalan que la clasificación propuesta
redunda en un incremento de la
patologización de cada una de las conductas cotidianas, llevándolas al terreno
de los desordenes psiquiátricos y propias, por lo tanto, de la competencia médica.
Asimismo
el manual está influenciado por una jerarquía psiquiátrica interesada en
ampliar la cobertura de los seguros médicos y la expansión del mercado de los
medicamentos psiquiátricos, facilitada notablemente por el aumento de personas
que pueden ser definidas como teniendo un trastorno mental, las cuales deben
ser tratadas con sus medicamentos. Esta influencia puede verse también
financiamiento a investigadores y la contribución directa al desarrollo del DSM
y otras investigaciones como las derivaron en la creación de la
Prime MD (conocida como entrevista de Evaluación de los Trastornos
Mentales en la
Atención Primaria).
Esto
lleva a los investigadores a preguntarse ¿De acuerdo a qué lógica y qué
circunstancias una conducta cotidiana es transformada en un síntoma de
trastorno mental? Los autores señalan que
para responder a esta pregunta es necesario tener en cuenta las luchas de poder
dentro de la APA,
ya que las sintomatologías propuestas para cada trastorno dependen del acuerdo
alcanzado en la comisiones especializadas, y por lo tanto de sus posicionamientos
políticos y éticos.
De este modo Kutchins y Kirk se
proponen mostrar, por medio de ejemplos emblemáticos, que la construcción del
DSM presenta serios problemas debido a que su desarrollo no responde
estrictamente a un criterio científico.
Uno de esos ejemplos emblemáticos, es la
disputa pública acerca de la génesis y el posible tratamiento de la
homosexualidad, la cual se enmarca en la lucha en EEUU de los psicoanalistas
contra los psiquiatras. Estos últimos luchaban, en los 70’, por una renovación del DSM
en la que se dejaran de lado los criterios psicoanalíticos, y la disputa sobre
la homosexualidad fue una forma que encontraron para lograrlo.
Como
consecuencia de esta lucha, la influencia de los psicoanalistas postfreudianos
en las clasificaciones del manual empieza a desaparecer a fines de la década de
1970. Esto es precipitado por el auge del movimiento gay en EEUU que cuestiona
la valides de la inclusión de la homosexualidad como una de las desviaciones
sexuales. Una
de las primeras protestas de los activistas se focalizo en el tratamiento
psiquiátrico de la homosexualidad, reclamaban que se tenga en cuenta las
opiniones de aquellos que no consideraban a la homosexualidad como una
patología. Esto derivo,
por un lado, en el tratamiento del problema de la valides de los diagnósticos
en las convenciones de la APA
a partir de 1971, y por otro, en la
inserción dentro de comisiones clave de la asociación de quienes apoyan el
reclamo. Entre ellos estaban quienes más tarde formarían la asociación de psiquiatras
gay.
Kutchins y
Kirk hacen una detallada descripción de esta
contienda que tendría su punto más álgido en los años 1973-1974 cuando luego de
un referéndum entre los miembros de la
APA se decido retirar a la homosexualidad de la lista de
enfermedades. Es en ese periodo que quienes se mostraron favorables a la
desclasificación de la homosexualidad lograron el apoyo de los activistas para
acender en la jerarquía de la APA,
y de esta forma desterrar al psicoanálisis (en su versión norteamericana) del
manual.
Sin entrar en consideraciones respecto a la
homosexualidad o cuestionar la indudable legitimidad de los reclamos por la
ampliación de derechos civiles, los autores destacan que la forma de abordar el
problema por parte de la APA
muestra la discrecionalidad de su proceder. Y describen además cómo lo contrario
también se cumple, es decir que a la hora de clasificar o incluir a diversas
conductas como trastornos no prima el criterio científico.
Los autores destacan cómo el efecto
político de esta lucha produce una nueva
conformación en la jerarquía de la
APA, lo cual tiene una consecuencia clínica fundamental: el
concepto de trastorno mental. Este concepto es el criterio fundamental para la
clasificación de las patologías cuyos resultados son visibles a partir de la
tercera edición del manual que elimina el
término neurosis e introduce un enfoque
descriptivo no teórico que –según declaran sus desarrolladores- supera las
disputas conceptuales. Kutchins y
Kirk destacan el papel
de Robert Spitzer quien forjo una nueva metodología basada en el concepto de
trastorno mental pensado como un subconjunto de los trastornos médicos.
Cabe destacar que la definición de
trastorno mental pone el acento en la idea de que algo interno del individuo no
anda bien, ya que hay una disfunción que causa malestar. Si se entiende a la
función como un mecanismo del organismo que naturalmente debe operar
de cierto modo, puede entonces pensarse que la disfunción implica una falla en
aquellos mecanismos que deberían haber funcionado. De esta forma la noción de
disfunción depende de lo que se considere como un criterio válido a partir del
cual algo se clasifica como una falla. Para algunas cuestiones las respuestas
pueden ser simples. Para que en el caso de los mecanismos mentales se pueda
establecer una disfunción habrá que establecer previamente cual es su
funcionamiento natural, tarea en la cual se mezclan toda clase de prejuicios.
De esta forma, al definir así al trastorno
se intenta incluir alguna noción sobre
la patología interna que causaría las conductas sintomáticas, pero no se
conceptualiza a la disfunción en sí, eso queda en manos de la época, del
médico, del psiquiatra, del psicólogo y del poder que estos representan. Poder
que –retomando a Foucault- despliega un régimen de verdad a partir del cual es
reglamentada como se pueden distinguir los discursos verdaderos de los falsos.
Puede
afirmarse, entonces, que la historia de transformación de los límites a partir
de los cuales se establece lo normal y lo anormal es la historia misma del DSM en su lucha por
ganar credibilidad, afirmar su poder
dentro la medicina y mantener el dominio médico sobre otras profesiones
dedicadas a la salud mental.
Queda,
entonces, por abordar la novedad introducida por el psicoanálisis respecto a
esta vertiente de la clínica psiquiatrita. Quizá una vía se abra al considerar
–junto a Paul Bercherie- los fenómenos psicopatológicos bajo una perspectiva que considera su
significación subjetiva, y lo cual lleva a considerar la observación clínica,
centrada sobre la morfología externa de los fenómenos, como formal y estéril,
incluso alienante.
Si
bien el libro que acabamos de comentar brevemente no se encuentra editado en
español, ponemos a su consideración algunas referencias más junto a una escena
de Easy Rider, una película que marco época y nos muestra otra perspectiva de
la problemática planteada.
Agregamos ahora otro vídeo que circula actualmente bajo el lema Stop DSM. En el mismo se muestra de forma más directa que la escena del film otras consecuencias de adoptar dogmáticamente una referencia en base a la cual se diferencia lo normal de lo anormal. Insistimos con una idea: la referencia (el manual estadístico) se tilda a sí misma como científica pero en realidad sustenta prejuicios y valores propios de la época.
Una vez a la semana se amasa y se deja leudar un encuentro con mucho sabor, se trata del concurrido taller de cocina.en el cual las recetas que allí se ensayan sólo son posibles con utensilios que muy difícilmente se puedan conseguir en un bazar. Les presentamos a continuación una lista (a completar) de los utensilios necesarios para cocinar un sabroso y saludable taller:
El entusiasmo de sus cocineros y comineras. La satisfacción de quienes luego del taller pueden probar sus frutos. Algo de paciencia, recubierta de teflón. Una batidora de ideas, con varias velocidades. Sensibilidad para tamizar las diferentes cualidades de los olores, colores, sabores, temperaturas, texturas... Un horno humeante que se encarga de recordarnos lo que acaba de acontecer. Y además una invitación a cocinar que dice así:
¡Ven corriendo, camina!
Hay fiesta en la cocina
y la cocinera, Berta
dirige como experta.
Entonan las cebollas
en coro con las ollas,
y el rojo pimentón
entona su canción.
La papa criolla baila
contenta en la paila,
los ajos taconeando
la van acompañando.
Aplauden los cominos
el debut de los pepinos,
la estufa de mi tía
da saltos de alegría.
La señora calabaza
le canta a la mostaza,
saltando don Repollo
anima al señor Pollo.
La carne a la llanera
entona una ranchera
y canta un corrido,
el arroz blanco cocido.
La mazorca madurita
canta a la papa frita,
y el alegre patacón
da salticos de emoción.
El café y el chocolate
hicieron un disparate;
el azúcar y la sal,
se dijeron: tal por cual.
La verde hierbabuena
hace infusión de la buena,
y la auyama sabanera
se ha metido con las peras.
Una simpática piña
va y se mete en una riña.
Y el grupo de remolachas
¡cómo bailan las guarachas!
Ya todos cantan en coro
la balada del tesoro,
del tremendo banquetón
que se servirá el patrón.
¡Ay, qué gran algarabía
es la cocina de mi tía!
Parece que vive en fiesta
y toca su propia orquesta.
Y quien manda es doña Berta,
una cocinera experta
en freír las alegrías
y servirlas día a día.
“Algarabía en la Cocina”
de Zandra Montañes Carreño
Y como seguramente se nos olvidan algunas otras cosas que podemos encontrar cada miércoles en esta cocina de Encontrarte recurrimos a otro amigo de la casa, que en esta ocasión nos cuenta rápidamente lo que hay en un simple cajón de cocina.
...único amo en mi barco después de Dios, y por supuesto lejos de poder medir todo el efecto de mis palabras, pero de esto precisamente advertido y tratando de remediarlo... de esta manera continua la cita referida a la interpretación, la misma se encuentra en el primer capítulo del escrito La dirección de la cura, en el que Jacques Lacan se pregunta ¿Quién analiza hoy?
Algunos años después de la muerte del Maestro sus alumnos llevaron una vez más las disputas post disolución al ámbito judicial. En esa ocasión se trata de la controversia suscitada por la publicación de ediciones del Seminario por fuera de la tutela de Jacques Alain Miller. Y es así que salida triunfante de ese embrollo encontramos esta otra cita: Cuando digo que decido acerca del sentido, digamos que me pongo en la posición más desfavorable. Considero que restituyo el sentido cuando los meandros de la expresión oral lo obliteran. Pero en nombre de ese sentido tengo que decidir aquello que pasará al escrito.
Reintroducimos de este modo un tema ya abordado en otra entrada de nuestro blog, se pone a disposición ahora el texto de la entrevista que François Ansermel realizara a Jacques Alain Miller. Fechada en enero de 1984 esta entrevista aborda la problemática (o al menos para algunos tiene ese carácter) del establecimiento de los seminarios de Jacques Lacan.
En esta ocasión la razón que nos llevó a publicar aquí dicha entrevista no reside en los problemas para conseguir este texto, la dificultad es mucho mayor: el mismo (o mejor dicho su argumentación) por lo general se expone o se cita en función de la garantía que supone el made in. Procuramos, entones, que la problemática sea retomada como tal, para lo cual el lector podría considerar este texto en relación a la anterior publicación del blog (Lacan Censurado) y quizás le sea posible escuchar algo más justamente allí dode se le pide corrección... para ello le toca poner algo de sí...ya que está advertido.
EL EL TALLER DE LITERATURA SE TRABAJA A PARTIR DE UNA CONSIGNA QUE SE DESPRENDE DE UN DIBUJO, CUENTO, TEMA, OBJETO... LUEGO LOS NIÑOS ESCRIBEN-INSCRIBEN, SE NARRA, SE HISTORIZA...
“Caperucita Verde”
Había una vez una niña llamada Caperucita Verde que le gustaba desayunar con yogurt y comer comida.
Un día Caperucita fue al río y allí había un lobo con espuma en la boca que quería comerse a Caperucita Verde.
Caperucita, al ver al lobo, corrió rápido hasta esconderse en un árbol, trepándose.
El lobo, al ver a caperucita en el árbol, corrió hacia ella y se la comió, con mayonesa, en un sándwich.
Por C S J y M
“El auto transportador”
Había una vez un auto que venía a buscar a la J a Encontrarte, pero un día el transporte no llegó, se fue a buscar a otros chicos, entre ellos, a la S que estaba esperando, y dibujando a Matrix –el amigo de Mate, que a su vez éste es el amigo de Cars-.
Entonces la S dijo: “Hay que buscarla a la J”; pero el auto transportador no le hizo caso, y se fue.
La J entonces esperó, y esperó, y esperó hasta que la vino a buscar el F.
Colorín, colorado este cuento se ha acabado.
El 21 de junio de 1964 Lacan funda lo que en principio se llamaría Escuela Francesa de Psicoanálisis convertida luego en la Escuela Freudiana de París (EFP). A partir de entonces El Seminario de Lacan se desarrolla por fuera de Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA) como consecuencia de lo que él nomina como excomunión. En esa ocasión, de acuerdo a lo estipulado por lo que se conoce como la Directiva de Estocolmo, deja de ser miembro habilitado para los análisis didácticos y los controles. Lacan interpreta esta sanción de la IPA como una forma de impedir que hable sobre los nombres del padre y en consecuencia pone en acto esa ruptura suspendiendo ese seminario para recomenzar otro en 1964 dedicado a los fundamentos del psicoanálisis.
Luego l 5 de enero de 1980 Lacan escribe la carta en la cual anuncia la disolución de la EFP:
Que baste con que se marche uno para que todos queden libres, esto es, en mi nudo Borromeo, verdadero para cada uno, es preciso que en mi Escuela lo haga yo.
Que resulta de este ¿acto? surge otra institución denominada la Causa Freudiana y también la dispersión de los lacanianos. La historia de las distintas instituciones psicoanalíticas sigue con diversas trazas de acuerdo a los espacios territoriales y editoriales en disputa.
A continuación se pone a disposición del lector un fragmento de esa historia, se trata de un artículo de las primeras ediciones en castellano de la revista Litoral (Editorial La torre abolida 1986). Las razones para elección del artículo son, por un lado, las dificultades existentes para acceder a estas publicaciones, y por otro lado, que el mismo describe un problema de trascripción que no se agota en el establecimiento de los seminarios.
Quizá el análisis allí presentado sirva para pensar las vicisitudes del establecimiento del Discurso Lacaniano en nuestro medio.
Compartimos con ustedes un fragmento de la banda sonora de la película Nouvo Cinema Paradiso (de Giuseppe Tornatore ) ejecutada en vivo por su creador Ennio Morricone.
Como versa el título de la presentación de nuestro Blog el punto de partida es una imposibilidad, pero de la cual algo queda escrito. Recurrimos, pues, como primera entrada para este Blog (recargado) a citas de algunos amigos de la casa:
“Mi mano me obedece, casi siempre. Sin embargo, cuando escribo, en general, el dominio de las formas que trazo se me escapa. Releyendo notas y pensando en lo que quería expresar, suelo descubrirme en falta, si no de ortografía, al menos de estilo o de legibilidad. ¿He escrito verdaderamente para ser leído? ¿A quien se dirigen los trazos dejados sobre el margen de un papel, garabateados cuando las ideas apremian y hay que anotarlas antes de que se esfumen? De este modo, en el momento de interrogar el origen de la escritura, lo primero que se me escapa es el lugar del que proviene la mía. […] Aquel que acaba de escribir ¿puede decir de donde procede lo que, en la forma de sus letras, sólo le pertenece a él?...”
Gérad Pommier: Nacimiento y renacimiento de la escritura
Una y otra vez he visto cómo mis pensamientos se desviaban de la idea que tenía enfrente. Tan pronto como pienso una cosa, ésta evoca a otra y esta última a otra más, hasta alcanzar una acumulación tan grande de detalles que tengo la sensación de que me van a ahogar. Nunca antes había sido tan consciente del abismo entre el pensamiento y la escritura. En efecto, durante estos últimos días, he comenzado a sentir que la historia que intento contar es de algún modo incompatible con el lenguaje, y que su resistencia a las palabras es proporcional al grado de aproximación a lo importante, de modo que cuando llegue el momento de expresar lo fundamental (suponiendo que eso exista), no seré capaz de hacerlo.”
Paul Auster: La invención de la soledad
No se trata de hablar,
ni tampoco de callar:
se trata de abrir algo
entre la palabra y el silencio.
Quizá cuando transcurra todo,
también la palabra y el silencio,
quede esa zona abierta
como una esperanza hacia atrás.
Y tal vez ese signo invertido
constituya un toque de atención
para este mutismo ilimitado
donde palpablemente nos hundimos...
Roberto Juarroz: No Se Trata De Hablar... (poesía Vertical - 2)
La imagen utilizada ha sido extraída de la película Escritos en el Cuerpo